• 16 de marzo de 2025

Hoy en día es más conveniente decir lo políticamente correcto, que decir la verdad

La corrección política es un asunto más o menos cercano. Durante muchos años la gente decía lo que pensaba, incluso decía las cosas como se llamaban, antes a la gente pequeña le decían enano, a la gente que no tenía un brazo le decían manco, al que no tenía una pierna le decían cojo; claro que se evitaba decirle cojo feo porque uno se arriesgaba mucho.

En aquel entonces el lenguaje era muy claro, era muy prístino para todos. Sin embargo desde los años ochenta del siglo pasado le empezamos a bajar, le bajamos tanto que ya el lenguaje y las acciones se volvieron otra cosa, esto estaba muy vinculado con el surgimiento el señorío de la superación personal, que quiero decir, algo muy simple, cuando nosotros empezamos a creer en la superación personal, empezamos a decirle a la gente que todos valían mil, como todos valían mil, no los podíamos ofender ni con una palabrita, es decir, ya no le podíamos decir enano al enano, manco al manco y cojo al cojo, ahora el enano tenía reto de estatura, que claro nunca los iba a superar; al manco le decíamos que tenía reto de brazo aunque nunca le creciera, pero no sólo eso, también empezamos a pensar que la gente no se equivocaba, que no hacía tarugadas.

Antes cuando yo estaba en la escuela y me equivocaba, el profe me decía que era muy tonto y hasta me pegaba, y hoy por ejemplo no se puede decir eso, hoy los alumnos no se equivocan, pero no sólo no se equivocan, sino que tienen retos a superar, y hoy de pilón ellos además de no equivocarse siempre tienen la razón aunque digan alguna locura, no importa la que sea, entonces esta cosa de la corrección política terminó por cambiar al mundo, mostrarnos un planeta que no conocíamos, un planeta que quien sabe donde existe, en algunos casos lo llevamos al extremo, pongo el ejemplo de la situación de las mujeres, hoy cualquier palabra que tenga un aire de machismo, se convierte en un escándalo, o incluso podemos llegar al extremo de cambiar las cosas, de cambiar las historias con tal de mantener que las mujeres son muy buenas.

Pongo un ejemplo: antes de que iniciara la pandemia se estrenó una película que se llamaba Gretel y Hansel, es decir, estaban invertidos los nombres de la historia original, con tal de llegar a la corrección política, lo grave de esto es que en muchos casos la corrección política se ha convertido en un mecanismo para perseguir al que sea, porque se entrampó, se fundió con las redes sociales, y cada vez que se funde con las redes sociales la cosa se pone peor, mucha gente ha visto su vida destruida por una publicación, por un tuit, por una aparición en Me Too, por una persona que dijo: “fulano de tal me vio con lujuria” sin darse cuenta que era visco. Quizá todo fue sólo una interpretación de algo que quien sabe si era algo tan terrible.

Esas interpretaciones tienen la verdad de la red social y tienen la falsedad del juicio, es decir, no estoy diciendo que no hay acosadores, los hay y merecen ser juzgados, no digo que no haya machismo, los machos existen y merecen ser criticados y señalados, pero lo que no se vale es convertir al rumor y la falsedad en un mecanismo para supuestamente atraparlos y arruinarles la vida.

Si alguien comete un delito merece ser juzgado y por supuesto condenado, pero no linchado en la red, es decir, el linchamiento en la red se ha convertido en un peligro para la libertad, para el desquite y para muchas cosas que a mí me parecen verdaderamente peligrosas.

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