• 22 de enero de 2025

El Liberalismo y la Constitución

El liberalismo es uno de esos conceptos que ha sido tan utilizado que su significado se vuelve obscuro e incomprensible; máxime cuando éste es un concepto que se ha transformado con los siglos. Lo cierto es que, en muchas ocasiones, se habla del liberalismo como la cúspide del sistema político-económico; esto es, un desarrollo progresivo e inalterable. Sin embargo, no hay solo un liberalismo: desde el clásico, hasta el moderno o social; son posturas ideológicas en cambio y/o conflicto. Luego entonces, ¿qué es el liberalismo?

El liberalismo es una filosofía política y moral que se basa en las ideas de libertad, individualidad y ley para moldear la vida social en todos sus aspectos; desde lo político y lo económico, hasta lo cultura.

Hoy en día, vemos la libertad como un concepto universal. Sin embargo, este concepto surgió apenas enel siglo XV, cuando el ser humano dejó una concepción teocéntrica –Dios al centro– por una homocéntrica –el ser humano al centro. De esta forma, se asumió que, la naturaleza del individuo era alcanzar la felicidad por sí mismo; pero esto solo era posible si se poseía libertad. Así, la libertad era entendida como la potencia creadora de ejercer la voluntad personal sin límites. Y sí, sonaba muy bonito, pero rápidamente causó problemas en el terreno político: si las personas debían ser libres por completo, ¿quién las gobernaría? Por supuesto, empezaron los problemas entre gobernantes y gobernados.

Esta es la razón por la que, en 1688, estalló en Inglaterra la Revolución Gloriosa –la primera revolución liberal de la historia–;culminando, un año después, con la “Carta de Derechos” o Bill of Rights.Esta revolución avivó el concepto de libertad. ¿Hasta dónde el individuo es libre? ¿Su voluntad y deseo personal puede incluso imponerse sobre las tradiciones y la política?

Thomas Hobbes decía que no: Si cada quien hace lo que quiere, no podemos crear una civilización. Los seres humanos necesitamos el orden y el control de una figura absoluta, sabia y absoluta designada por Dios: los reyes. Y para que los reyes puedan gobernar y traer paz y orden los individuos debemos cederles parte de nuestra libertad. Es un precio a pagar por una vida civilizada. Y a esto se le llama “Contrato Social”.

Sin embargo, John Locke –a quien se le conoce como el padre del liberalismo– estaba de acuerdo en que la libertad era natural y que la sociedad empezaba cuando los individuos se organizaban –pero no por obra del monarca al que se subordinaban; sino porque elegían libremente y en plena conciencia su manera de constituirse. Así las ideas del liberalismo de Locke se pueden resumir en: 1. Libertad individual, 2. Derecho a la propiedad privada, 3. Soberanía popular y 4. Derecho a la insurrección. En otras palabras: libertad individual, libertad de expresión, libertad de mercado y libertad política. A estas ideas se le sumaron las ideas de separación de poderes –de Montesquieu–, independencia de los individuos de su gobierno–de John Stuart Mills–,libre mercado –de Adam Smith–, pero sobre todo, la de autodeterminación.

Bajo esta concepción –que se le conoce como liberalismo clásico, ocurrieron las revoluciones más importantes de la Edad Moderna: La Independencia de las Trece Colonias (1776), la Revolución Francesa (1789) y, por supuesto, la Independencia de México (1810). Todos estos movimientos fundaron repúblicas liberales basadas en principios legales en forma de Constitución que garantizaban libertad y derechos a sus ciudadanos. Así, las constituciones políticas son características del liberalismo.

Por esta razón, se le llama Carta Magna, Pacto Social o Pacto Federala la “Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que reforma la de 5 de febrero de 1857” –sí, ese es el nombre oficial de nuestra constitución, según fue publicada en el Diario Oficial del lunes 5 de febrero de 1917–; constitución que, hasta la fecha nos rige.

Es de este documento de donde emanan los conceptos constitutivos y organizativos de nuestro país: república representativa, democrática, laica y federal, compuesta por Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, y por la Ciudad de México, unidos en una federación; adoptando los estados, para su régimen interior, la forma de gobierno republicano, representativo, democrático, laico y popular, teniendo como base de su división territorial y de su organización política y administrativa, el municipio libre.

Municipio Libre. Todos los mexicanos –con excepción de los habitantes de la Ciudad de México y los que habitan en el extranjero–, vivimos en uno. Pero, ¿qué es? ¿Cómo se organiza? ¿En qué beneficia al gobernado? Esto será motivo de una siguiente entrega.

Efeméride Final: El próximo 18 de marzo se cumplen 83 años de la Expropiación Petrolera decretada por el Presidente Lázaro Cárdenas del Río. Para las generaciones actuales es un hecho casi desapercibido. Sin embargo, basta decir que, a pesar de que las bases de dicha expropiación estaban asentadas desde 1917, al Presidente Venustiano Carranza –y subsecuentes– les tembló la mano ejecutar el flamante artículo 27 constitucional. No era para menos, las petroleras estaban principalmente en manos estadounidenses e inglesas y,si no hubiese sido por los vientos de guerra que anunciaban la inminente Segunda Guerra Mundial, el conflicto entre esas naciones y México hubiese sido mayúsculo. El resultado final: expropiamos nuestro petróleo, se lo vendimos a Estados Unidos en vez de Alemania. En su momento, una decisión nada fácil de nuestro “Tata Lázaro”, pero eso es un estadista.

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