Si el dizque profesor de la Esperanza, Melitón Lozano Pérez y los detractores de Irene Olea, pensaron que con su miserable embate le iban a ser daño a la primer mujer presidenta de Izúcar de Matamoros, sencillamente se equivocaron.
Finalmente, fue el pueblo izucarense quien salió perdiendo pues, debido a la inestabilidad política, originada por los enemigos de Olea Torres, faltó inversión federal, estatal y hasta inversión privada de empresas que pensaban instalarse en el municipio.
Y es que Lozano Pérez y su sequito, nunca le perdonaron a la exalcaldesa que les hubiera alzado la canasta y no los dejara saquear el municipio como lo hicieron en el trienio de Benjamín Hernández Lima, quien fue su títere y se prestó a las grandes corruptelas, donde nacieron los nuevos ricos de Izúcar.
Lo hemos dicho en este espacio, algunos de los melitonistas se casaron, otros se fueron a pasear a Europa, algunos más se compraron casas en la zona de Angelópolis, terrenos de caña u otros cultivos, y otro “muy cercano”, se hizo de una vivienda en Estados Unidos.
Los regidores insurgentes, quienes resultaron unos verdaderos parásitos de la política, solo cobraron sin trabajar y desde adentro organizaron protestas, marchas, paros contra el ayuntamiento donde ellos mismos fueron gobierno.
Al final del trienio, hasta los aliados de Irene la traicionaron por su desmedida ambición.
Pretendieron un bono de 100 mil pesos cada uno, licencias de uso de suelo, para bares y cantinas, no haber cedido le costó a la alcaldesa que le armaran una huelga, utilizando a los trabajadores del Ayuntamiento para que les dieran su aguinaldo por adelantado, siendo que absolutamente a nadie le paga aguinaldo en septiembre u octubre, además con un importe injustificado en contra de lo que marca la ley.
En fin, los melitonistas no se dieron cuenta del gran daño que le causaron a la ciudadanía izucarense, con los montones de basura en las calles, con tomar la casa Colorada e incluso con sus remedos de marchas y protestas.
El odio y la perversidad de Melitón y sus seguidores, fue tal que los tres años se revelaron no contra Irene Olea, sino que pasaron a traer al municipio con sus acciones, acoso, embestidas de cabildazos.
En fin, lo que pretendieron los melitonistas, fue hacer creer al pueblo que el gobierno municipal de Irene, iba a la deriva, que hubo ingobernabilidad, aunque eso le costará que primero Melitón pudiera haber ido a la cárcel por órdenes del difunto Barbosa. Después Sergio Salomón se la perdonó porque Lozano Pérez se refugió en Morena, si no ya estaría tras las rejas por las múltiples irregularidades, y el gran cochinero que le encontraron en la SEP.
Sin duda alguna quien tendrá la última palabra será el pueblo izucarense, quienes serán los mejores jueces para juzgar el periodo de gobierno de Olea Torres.
Pese a las descalificaciones y golpeteo político, pasará a la historia por haber sido la primera mujer en gobernar un municipio complejo como Izúcar de Matamoros.
Y podemos decirlo sin duda a equivocarnos que no fue el mejor gobierno, pero tampoco el peor, sino una administración regular donde hubo transparencia y rendición de cuentas, lo que nunca antes se había visto.
Serán las Juntas Auxiliares, comunidades, barrios y colonias, así como el centro del municipio, quienes valorarán los beneficios de diversas obras donde resultaron beneficiadas, por lo pronto, el mérito de haber invertido millonarios recursos en un alumbrado público moderno de led’s en el centro, zona conurbada e invertir con el estado más de 115 millones en el bulevar Poniente, nadie se lo quita.
Remolino:
Por lo pronto ya se vio que Melitón Lozano es el verdadero enemigo del pueblo y del desarrollo, porque primero están sus negocios e intereses personales y después la ciudadanía.
La campaña de linchamiento contra Irene Olea, sencillamente no funcionó y no tuvo éxito, porque la ciudadanía ya no se deja engañar.
Pretendieron venderle al pueblo que el gobierno municipal fue un desastre, pero ahí están los resultados que el pueblo finalmente juzgará…