
Voluntarios, funcionarios y paramédicos fueron atacados en plena faena ambiental; suspenden labores hasta nuevo aviso.
Sanear un río terminó siendo una pesadilla, eran apenas las 10 de la mañana cuando el sol comenzaba a templar el aire en los márgenes de uno de los ríos más contaminados del país: el Atoyac.
En ese momento, una brigada de ciudadanos, funcionarios y rescatistas unían fuerzas en una jornada comunitaria de limpieza, parte del Plan Hídrico estatal y federal.
Pero lo que inició como una noble misión, pronto se convirtió en una escena de caos y gritos. Un trabajador que retiraba maleza fue el primero en sentir el zumbido, y luego, el dolor. Un enjambre de avispas emergió con violencia, atacando sin distinción a quien estuviera cerca.
Las labores fueron suspendidas de inmediato por razones de seguridad, la alcaldesa Guadalupe Ortiz aseguró atención médica y acompañamiento a los afectados.
El ataque de este enjambre no solo interrumpió una jornada de limpieza; dejó al descubierto los riesgos que enfrentan diariamente quienes luchan por la recuperación del medio ambiente. Son héroes sin capa, enfrentando no solo la indiferencia, sino ahora también peligros naturales.